domingo, octubre 01, 2006

La Casa de los Meza


Fue por el año setenta, cuando escribí en el cemento,

De la viga del comedor, siete del mes de Agosto.

Es la casa de los Meza, que hicimos con gran empeño,

En su tiempo una proeza, de hacer realidad un sueño.

Empezamos la faena , botando la casa vieja,

A fines de los sesenta emparejamos el suelo,

La noria fue lo primero y después el arquitecto,

Don Benedicto Castillo, puso la firma al proyecto,

El se llevó una copia y me dió un buen consejo,

En trabajo de arquitecto no hay que mirarse al espejo.

Y muy serio me lo dice por el croquis que le dejo.

Con unas ventanas grandes le dije que la quería,

Para que entrara a destajo la plena luz en el día,

Y como yo era electricista, la luz de la noche es mía,

Me hizo caso el buen viejito, al dibujarme los planos,

Que se le fueron pagando de a poco, así, como se podía.

Trabajaba en San Fernando, jubilado y ya con mañas,

Tenía un taller de envidia, con herramientas extrañas,

Para su casa tan vieja, el dicho no era malo,

En la casa del herrero, hasta la cuchara es de palo.

Fabricamos los ladrillos, cocidos con el carbón,

que trajimos de Victoria, en dos viajes del camión,

veinticuatro mil ladrillos, cocidos en el chonchón,

que hicimos dentro de casa, con tierra del paredón.

Atizamos muy bien la tierra, para marcar los cimientos,

Laurita que nos miraba, encontraba que era chica,

Un poco mas que muñecas, en ella apenas cabría,

En cuanto vio las murallas, ya la miraba sonriente,

Ya cabía la muñeca, y también su acompañante.

El plano de alcantarilla, Félix Poblete lo hizo,

Con el compramos los tubos y las baldosas del piso,

De Santiago las trajimos, cargando el International,

Con un peso exagerado, piso y cielo hasta el final.

Cuando pusimos el techo, festejando el tijeral,

Los pelambres de Timota, no se hicieron esperar,

Decía que festejamos, a la Unidad Popular,

Con el compadre Ricardo, don Camilo y la Maria,

Los maestros de la obra, y toda la tropa mía.-

Antes de poner el cielo, estucaron las murallas,

Para colocar los tubos, con Ramón tiramos rayas,

En las vigas entabladas, capa de barro empajada,

Formándole una coraza, al calor y a las heladas.

Los meses fueron corriendo, al igual que los billetes,

Cuando estos se acabaron, Casas Chile con grilletes,

Me dejó encalillado por veinte años y un buen día,

Le pagué lo que debía y salí con mi porfía,

La casa de los Meza , Ahora ya era mía.

Rafael Meza Ramírez

LEA FAR

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